Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
sábado, 18 de abril de 2015
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis queridos hijos!
Hijos míos, ¡no temáis! Yo, vuestra Madre, estoy aquí para acogeros en mi manto inmaculado y protector.
Dios os ama y me ha enviado desde el cielo para deciros que desea reinar en vuestros hogares con su paz y su amor, pero para ello os pide que viváis la oración diariamente, abriendo vuestros corazones a su gracia.
Alejaos del pecado y entrad en el espíritu de oración. Familias de Dios, rezad, rezad, rezad para que podáis soportar y superar las pruebas de la vida. La oración es el sustento en vuestro camino de fe: no dejéis de rezar. Seguid el camino que os indico y caminaréis seguros hacia el Corazón de mi Hijo Jesús.
No olvides rezar por la conversión de los infieles y de aquellos cuyo corazón es duro como la piedra. Muchos están lejos de Dios y os pido que les ayudéis a acercarse a mi Hijo Jesús, mediante vuestras oraciones ofrecidas con amor, para que el Señor les conceda las gracias necesarias de conversión y santidad.
Gracias por vuestra presencia aquí esta tarde. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Santa Madre nos pide también que recemos por la conversión de los incrédulos. Muchos, después de ver tantos signos, después de sentir el toque de la presencia de Dios se niegan a creer en Su presencia maternal, a través de Sus apariciones, porque tienen el corazón duro como la piedra, a causa de la vida de pecado a la que no quieren renunciar y abandonar. Muchos prefieren pecar antes que salvarse. Pero un día llorarán amargamente si no se arrepienten y cambian de vida. Se niegan y pisotean las verdades eternas, e incluso los que deberían ser una luz para los fieles, para el rebaño de Cristo, se dejan corromper por el espíritu del mundo y sus ideas pecaminosas. Sólo resistirán los que amen y defiendan la verdad. Dios es la verdad y nunca cambia: ayer, hoy y siempre. Nuestra desobediencia y rebelión contra las verdades eternas nos costarán un alto precio. Dios nos da un tiempo para la conversión, para decidirnos a seguir el camino que la Virgen nos señala: el camino de la oración, de la renuncia y
de penitencia. El momento es ahora, no mañana. El momento para que cambiemos es éste, hoy, porque mañana puede ser tarde.
Orígenes:
El texto de este sitio web se ha traducido automáticamente. Por favor, disculpa cualquier error y consulta la traducción al inglés.