Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

martes, 26 de diciembre de 2017

2º día de Navidad.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial en el Rito Tridentino según Pío V. a través de Su voluntarioso, obediente y humilde instrumento e hija Ana.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, segundo día de Navidad, 26 de diciembre de 2017, celebramos de manera festiva una digna Santa Misa de Sacrificio en el Rito Tridentino según Pío V.

La decoración floral fue abundante como ayer. Durante la Santa Misa de Sacrificio, los cálices de las amarilis se inclinaban hacia el sagrario en el altar del Sacrificio y hacia el Niño Jesús y la Madre de Dios en el altar de María. Estaban ya en plena floración porque se habían abierto a las alegrías de la Navidad.

Hoy, en el segundo día de Navidad, celebramos la fiesta del Santo Mártir Estéfano, que tiene su día fijo inmediatamente después del primer día de Navidad. Los ángeles entraban y salían, revoloteaban sobre el altar de María y sostenían en sus manos el estandarte con el «Gloria in excelsis Deo». Hoy han cantado adicionalmente nueve coros de ángeles. Ayer cantaban en voz baja para no despertar al niño Jesús, hoy han cantado mucho más alto en diferentes tonos y cantos festivos.

El Padre Celestial también hablará hoy, en el segundo día de Navidad: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora y en este momento, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en Mi Voluntad y repite sólo las palabras que vienen de Mí.

Amado pequeño rebaño, amados seguidores y amados peregrinos y creyentes de cerca y de lejos. Hoy, en el segundo día de Navidad, os daré de nuevo algunas instrucciones especiales para vuestro camino de vida. Estas instrucciones son importantes para los tiempos difíciles que se avecinan.

Así como San Esteban tuvo que soportar su lapidación, su sufrimiento, un día después del primer día de Navidad, así vosotros, Mis amados, también experimentáis vuestras dificultades un día después del alegre mensaje del primer día de Navidad, porque la enfermedad de Mi hija Catalina está progresando, como habéis notado.

Es Mi deseo que sea acompañada por vosotros, Mis amados, en su último viaje. Por tanto, no temáis, porque Yo os guiaré y alejaré de vosotros todo mal. Sentiréis que Yo, el Padre Celestial, dirigiré y guiaré todo. Pero vosotros mismos debéis convertiros en activos. Eso es lo que quiero de vosotros.

Ayer y hoy habéis recibido muchas gracias a través de los rayos de gracia del Niño Jesús en el pesebre. Estos dones os darán mucha fuerza. El poder que actúa en vosotros es el Poder Divino. No te preocupes por los numerosos acontecimientos, todo está regulado por coincidencias milagrosas. No te sobrecargarás.

Yo, el Padre Celestial y tu Madre Celestial te guiaremos y orientaremos como antes. Pero sin sufrimiento no viviréis los próximos días. El sufrimiento, Mis amados, os fortalece y os hace más seguros. No podéis imaginar que vuestro sufrimiento no os debilite, sino que os proporcione una seguridad adicional. Pero así es como será en realidad. En el sufrimiento reconoceréis mi amor.

¿Acaso no llevó Mi Hijo la cruz más pesada por ti? ¿No tuvo que experimentarlo todo para ser crucificado por todos vosotros, para redimiros? Así que vosotros también, amados míos, debéis aceptar vuestra cruz, como hizo el actual Santo Mártir Esteban.

Mis amados, los judíos de aquel tiempo ya no reconocieron a Mis profetas. Al contrario, los mataron entre el altar y el templo.

También hoy os matarían a vosotros si Yo no os tendiera la mano. Pero seréis perseguidos.

Rezad por estos enemigos, vuestros perseguidores, y no mantengáis contacto con ellos, pues el malvado mentirá y os engañará con su astucia. A menudo ni siquiera sentiréis cuando utilice su astucia. Por tanto, estad vigilantes. La astucia del maligno será tan poderosa que lo tergiversará todo y no conoceréis la verdad. Sólo a través de Mi divina providencia podrás cumplir Mis deseos. No tengas miedo, sino cree. Si crees y confías, nada te sucederá, pues estás bajo el cuidado divino.

Mira una y otra vez a San Esteban, cómo pudo soportarlo todo, sólo con su profunda fe. Rezaba por sus enemigos con las palabras: «Señor Jesús recibe mi Espíritu» y por sus enemigos suplicaba: «Señor no les tomes en cuenta este pecado». Fue apedreado por su fe y rodeado de muchos enemigos.

Vosotros también sois profetas y estáis rodeados de vuestros perseguidores. Os odian porque vivís la verdad y dais testimonio de ella. Llamáis a esta verdad al mundo. Hoy apenas quedan hombres que quieran dar testimonio de mi verdad porque no se quiere cargar con las persecuciones.

Pero Yo te digo que me sigas y tomes tu cruz, porque sirve para tu salvación, ya aquí en la tierra. Ámame en tu cruz, porque Yo te muestro el verdadero camino y dame la gratitud de tu cruz.

En el segundo día de Navidad te bendigo en amor, gratitud y fidelidad con todos los ángeles y santos, especialmente con el querido Jesús en el pesebre y con tu Madre y Reina Celestial, en la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sígueme y reza por tus enemigos, porque ellos no saben lo que hacen. Amén.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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