martes, 2 de abril de 2019

Martes, 2 De Abril De 2019

Martes, 2 de abril de 2019

Jesús dijo «Pueblo mío, en muchas ocasiones me compadecí de los enfermos, y en este caso curé a un cojo que había sufrido durante treinta y ocho años. No Me imponía a la gente, sino que les preguntaba si querían ser curados. No sólo me preocupaba por su salud, sino que también curaba el pecado de sus almas. Estáis hechos de cuerpo y alma, y Yo deseaba sanar a la persona entera. Cuando reces por alguien, debes rezar también para sanar el alma y el cuerpo. Hijo mío, puedes identificarte con el cojo cuando tu espolón óseo te hacía cojear de dolor. Cuando te tomaste cuatro pastillas de Aspartato de Calcio, el dolor desapareció al día siguiente y pudiste caminar por los pasillos del aeropuerto. No es fácil soportar el dolor, pero puedes ofrecerlo para sanar a las almas con tu sufrimiento redentor. Confía en Mí para que te ayude en tus misiones de hablar y llegar a tus sedes».

Dijo Jesús: «Pueblo mío, la película «Unplanned» os mostró cómo succionaban a un bebé del vientre materno en pedazos. Los que estaban allí tuvieron que contar todos los trozos para asegurarse de que lo tenían todo. Los médicos son responsables de llevar a cabo los abortos, ya que obtienen el dinero de la sangre de sus pacientes. La madre también es responsable de matar a su hijo, sólo por conveniencia, o para quitarse la vergüenza por estar embarazada normalmente fuera del matrimonio. Estás viendo que se trata de un negocio multimillonario al que los propietarios no quieren renunciar. Todos los trabajadores, médicos y simpatizantes tienen las manos manchadas de sangre. Es el pueblo estadounidense el que votó a favor del aborto, pero los jueces lo aprobaron, y todos sois responsables del castigo. Si no cambiáis vuestras leyes y continuáis con esta matanza de Mis bebés, Mi justicia caerá sobre América con catástrofes naturales más graves y una eventual toma de vuestro país. Todo el dinero que os ahorráis abortando a vuestros hijos, os será arrebatado cuando se hundan vuestro dólar y vuestro mercado de valores. No puedes poner precio a una vida, y tienes que respetar la preciosidad del don de la vida. Cuando veas pequeños bebés vivos, ¿cómo podrías pensar en matar Mis milagros de la creación?».