sábado, 25 de mayo de 2019

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

La Virgen ha rezado esta noche por todos los padres y madres enfermos, que piden una gracia de Dios, de salud del cuerpo y del alma, para que puedan cuidar de sus hogares y de sus hijos. La Virgen ha dado a estos padres y madres su bendición maternal y su amor inmaculado, para que tengan más salud y fuerza para cuidar de sus familias. Ella nos ha dado su mensaje:

¡Paz mis queridos hijos, paz!

Hijos míos, yo vuestra Madre, os amo inmensamente y estoy aquí porque deseo conduciros a Dios, al Corazón Divino de mi Hijo Jesús.

Rezad más y más, amados hijos, rezad como nunca antes en vuestras vidas, con más amor, con más fe y con más confianza.

Dios, nuestro Señor, pide las oraciones de toda la humanidad, con sincero arrepentimiento de sus pecados, para que se mitiguen los terribles castigos que están a punto de caer sobre ellos.

Hijos, mi Corazón sufre cuando no confiáis en mi intercesión maternal ante el Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús. No perdáis la esperanza, sino renovad siempre más vuestra fe.

Dios no está contento con los pecados del mundo. Su brazo divino pesa sobre los pecadores ingratos, que no quieren arrepentirse ni seguir Su santo camino. He venido a cubrirte con mi manto maternal, para que estés protegida contra todo mal. Todo lo que entregues en mis manos, lo tomo en cuenta como de mi propiedad. Allí donde me hago presente, incluso a través de una imagen mía, llegan las bendiciones y las gracias del Señor. No soy insensible a las oraciones de mis hijos que claman por mi ayuda y mi amor de Madre.

El demonio quiere reinar en Brasil con el pecado, con la violencia, con la sangre y la muerte, pero no lo conseguirá. Vosotros, hijos míos, que escucháis y vivís mis súplicas, rezad cada vez más e interceded por el bien de vuestra Nación.

Pedid la ayuda de San Miguel, San Gabriel y San Rafael, y ellos estarán siempre a vuestro lado, para ayudaros, por mandato del Señor.

Gracias por vuestras oraciones de esta tarde por el bien del mundo y por la paz. Hoy, bendigo a vuestras familias y las coloco dentro de mi Corazón, para que se inflamen con el amor de Dios, para que resuelvan abandonar todo mal y pecado, y permitan que el amor divino triunfe en sus vidas. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.