Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil

 

viernes, 16 de febrero de 2018

Mensaje de Nuestro Señor a Edson Glauber

 

Hoy se apareció Jesús acompañado de Nuestra Señora. Sostenía una gran cruz de madera y me mostraba Sus Santas Llagas luminosas. Nuestra Señora estaba a su lado en silencio, en actitud de oración, atenta a lo que su Divino Hijo iba a comunicar al mundo. Aquella noche, fue Jesús quien transmitió su mensaje:

Mi paz esté con vosotros, mi paz os doy para que os convirtáis, cambiéis de vida y seáis felices.

Hijo mío, una vez más vengo del cielo para unirme a ti y a todos los que quieren ser míos, escuchando mi llamada a la santidad, que tantas veces hago, a través de mi Madre Inmaculada.

Busco almas reparadoras, pero encuentro muy pocas. Muchos no saben decidirse por el reino de los cielos, sino que están presos en el mundo, por los muchos pecados que cometen. Di a todos que Dios viene a reclamar sus derechos, viene a pedir el honor, el amor y el respeto que le son debidos, pero que ya no existen en muchas familias y en muchos corazones, y para mayor dolor de mi Corazón Divino y afligido, ni siquiera dentro de muchas Iglesias.

Corazones fríos, endurecidos y sin vida es lo que veo, que acuden a la Santa Misa como cadáveres vivientes, porque el demonio los ha seducido y destruido con tantas pasiones y pecados.

Si no hay reparación, la humanidad nunca podrá merecer Mi misericordia. El alma que sabe reparar sus pecados nunca se separará de mi amor ni de mi Corazón Divino. Que cada primer viernes de cada mes sea el día de aprender a ser mía y de ofrecer al Padre Eterno alabanza, adoración, gratitud y reparación a través de mi Corazón Divino.

Aquí está mi Cruz, aquí están mis Santas Llagas abiertas por amor a cada uno de vosotros, para que extraigáis de ellas las bendiciones y las gracias que os harán dignos del cielo, para que os unáis a la Santísima Trinidad.

Recibid mi amor en vuestros corazones, acoged con fe mis divinas palabras, verdadero maná del cielo, que fortifica y alimenta vuestras almas, que cura las heridas de vuestros corazones y os da la paz.

Rezad, rezad, rezad el Rosario a mi Madre Inmaculada. Una vez más os pido y os digo que los que recen fiel y amorosamente el Santo Rosario conocerán en profundidad la dulzura de mi Sagrado Corazón.

Os amo y os bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Orígenes:

➥ SantuarioDeItapiranga.com.br

➥ Itapiranga0205.blogspot.com

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