sábado, 16 de mayo de 2015

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡Paz mis amados hijos, paz!

Hijos míos, una vez más vuestra Madre Inmaculada está aquí ante vosotros, por orden de mi Divino Hijo, para comunicaros un importante mensaje.

Dedicaos al Reino de los Cielos. Mi Hijo no olvidará a los que hacen algo por él y por su prójimo. La salvación de muchos es lo que desea. Ofreced vuestras oraciones al Señor por la salvación del mundo.

Acepta con amor las pruebas y las cruces que el Señor te envíe. Sirven para santificarte y para conducir al camino santo de Dios a innumerables hijos rebeldes y perdidos, que corren peligro de condenación.

No os desaniméis. No seáis cobardes. Luchad por vuestra salvación y por la de vuestros hermanos. Ya os he dado mis gracias, ya os he dado mi bendición y un poco de mi fuerza, para que estéis vestidos y bien armados para la batalla. Con el rosario en vuestras manos y bien rezado, Dios os obtendrá la victoria sobre todo mal.

Hijos míos, se dirán y proclamarán cosas tristes y horribles como verdad, pero yo os digo que en las palabras de mi Hijo, palabras de vida y de verdad, encontraréis la verdadera Luz.

Salvad a los sacerdotes para el Señor!... Hoy son ellos los que necesitan la Luz de Dios, pues la furia de Satanás ha caído sobre ellos, pues al destruirlos pronto llegará rápidamente a sus familias para destruirlas también.

Recuerda: un sacerdote arruinado son millones de almas sin luz y sin vida después. Intercede, intercede, intercede por el bien de la Iglesia y por el clero.

Estoy aquí para unirme a vuestras oraciones para que sean recibidas por los Ángeles de Dios, que las llevarán ante Su Trono, para ser transformadas en grandes gracias de conversión, de salvación y de vida para la pobre humanidad.

Escuchad mis súplicas. Luchad por el Reino de los Cielos. Salvad almas para mi Hijo Jesús, pues está sediento, sediento de la salvación de las almas.

Os amo y os imploro esta noche, la luz y la gracia del Espíritu Santo para toda la humanidad. Que el Espíritu Santo os bendiga y os inflame con el fuego de su amor. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La Virgen me mostró durante la oración una cruz que brillaba sobre una casa. Comprendí que esta casa significa el hogar de quien pone en práctica y vive sus mensajes. La cruz de Cristo se alza sobre esta casa para protegerla y alejar todo mal y peligro del alma y del cuerpo, y los demonios del infierno no pueden acercarse para causarle ningún daño, porque les aterroriza la cruz de Cristo que los aleja.

Antes de partir, la Madre Santísima me contó otras cosas relacionadas con el destino del mundo y de la Iglesia y habló de Brasil:

Brasil se está convirtiendo en un pueblo ingrato y desobediente a las Leyes Divinas. Aceptad la llamada de Dios hijos míos, de lo contrario las aguas de los océanos se elevarán, las tierras temblarán y Brasil se partirá en dos. ¡Rezad, rezad, rezad!