Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
sábado, 27 de diciembre de 2014
Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

La Santísima Madre vino hoy acompañada de muchos Ángeles del cielo. Nos miró amorosamente y su mirada, una poderosa mirada de amor, se fijó en nosotros como signo de protección, bendición y gracia. Ella nos transmitió el siguiente mensaje:
¡La paz sea con vosotros!
Hijos míos, Dios os ama y yo también os amo, por eso vengo del cielo para acogeros en mi Corazón Materno y concederos las gracias que os ayudarán a ser todos del Señor.
No retrocedáis en vuestro camino de conversión. Decídete por el Reino de los Cielos y no te arrepentirás. Dios os dará su luz y su bendición y revelará en profundidad su amor a los que le buscan con corazón sincero y con fe.
¡Nada está perdido! No te inquietes. Dios es el Todopoderoso y ante Él los poderosos de este mundo caerán y nunca se levantarán, pues por mi intercesión Él resucitará y exaltará a mis hijitos más abandonados y olvidados.
Rezad, rezad para que se aceleren los nuevos tiempos de grandes gracias sobre toda la humanidad, cuando el Espíritu Santo venga de nuevo poderosamente al mundo, para renovar todas las cosas con su soplo divino.
Llevad mis mensajes a vuestros corazones y vuestras vidas cambiarán cada día, porque la gracia de Dios actuará en todo vuestro ser. Gracias por vuestra presencia aquí, en este lugar bendecido por vuestra Madre Celestial. Volved a vuestros hogares con la paz de Dios. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, al mirar a la Virgen, comprendí por su mirada cuánto ha hecho ya por nosotros, con tantas gracias que ya nos ha concedido y tantas bendiciones. Ella me hizo comprender dos realidades de estados del alma: la primera es que muchos de nosotros estamos llenos de estas gracias y bendiciones, estamos a nuestro modo de ver, casi a rebosar de tantas gracias que Ella nos ha concedido, pero hacemos mal uso de ellas, porque no creemos lo suficiente, porque no tenemos mucha fe o dudamos en ciertas ocasiones cuando nos llegan las pruebas de la vida. La segunda es cuando nuestra alma es demasiado frágil y está demasiado apegada al mundo y caemos en el pecado: el pecado hace que perdamos muchas de estas gracias, porque es como si hiciera en nuestra alma varios agujeros y grietas, por donde se nos escapan estas gracias, porque las rechazamos, porque nos decidimos más por las cosas y los placeres del mundo que por Dios y las obras del cielo. Para estar en gracia de Dios y acoger estas gracias que nos da el cielo, necesitamos tener fe, un corazón humilde y desprendido, y ser obedientes a la voluntad del Señor. Zacarías recibió la visita del Señor, a través del Ángel, pero perdió una gran gracia de ser un hombre de fe y ejemplo, porque dudó de lo que se le había anunciado; Nuestra Señora recibió la presencia del Señor, a través del Ángel, pero creyó sin dudar nunca y se convirtió en la Madre del Salvador y de la humanidad. Ella creyó, porque estaba llena de gracia, porque vivió su vida día a día siempre en presencia del Señor, lejos de las ocasiones de pecar. Aunque fue concebida sin pecado, no utilizó esto para desvanecerse en el camino hacia la perfección, sino que cada día crecía más en unión con Dios siendo humilde, obediente e irreprochable ante sus santos ojos, amándole y sirviéndole profundamente.
Orígenes:
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