sábado, 8 de diciembre de 2007

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Saiyan, BS, Italia

Noche a las 9pm

¡La paz esté con ustedes, queridos hijos, la paz!

Hijitos míos, una vez más estoy aquí para bendecirlos. Deseo ardientemente guiarlos por el camino seguro que conduce al Cielo. ¿Quieren ir al Cielo, mis hijos? Entonces oren, oren mucho, y cambien su vida, decidiéndose de una vez por todas por Dios. Dios, mis hijos, es la gloria de todo el cielo, Él es la vida para sus vidas, la luz para sus ojos, la paz para sus corazones que con demasiada frecuencia se dejan afligir por las tristezas y pruebas que surgen en su camino en este mundo.

Soy la Reina del Rosario y de la Paz, soy su Madre Inmaculada que los ama tanto. Ayúdenme a guiar a un gran número de mis hijos por el camino que conduce a la Salvación, donde está mi Hijo Jesús. Ayúdenme, mis hijos, ayúdenme. Sean anunciadores del amor y la paz de Dios en el mundo.

El mundo está gravemente herido por la herida del pecado, y solo a través de muchas oraciones y sacrificios podrán ayudar a tantos de sus hermanos y hermanas que están en la oscuridad.

He venido del Cielo porque estoy decidida a guiar a cada uno de ustedes, sin cansarme nunca, a Jesús. Soy la Madre que cuida su salvación, mis hijos. Escuchen mis llamados. Acepten mis invitaciones a la conversión.

Este es el tiempo en que el Señor está obrando grandes maravillas para la salvación del mundo. Este es el tiempo en que el Cielo viene al rescate de los hombres que han olvidado a Dios. Este es el tiempo que Dios aún concede a la humanidad para su conversión, porque después será el tiempo de llorar y rechinar los dientes, y muchos lamentarán su vida sin Dios.

Tomen mis llamados en serio y háganlos conocer a todos mis hijos. Deseo consolar a mis hijos afligidos y sufrientes. Deseo acogerlos a todos, colocarlos dentro del Corazón de mi Madre. Deseo que todos conozcan el gran amor de Dios que sana y renueva todo. ¡Cuántos son los que están siendo destruidos por el pecado y el diablo! Acérquense a mí, su Madre, acérquense a mí, su Madre, y los cubriré con mi manto y los protegeré de todo mal. Sean hijos obedientes a mis llamados. Esto es lo que deseo para ustedes. Esto es lo que deseo para toda la humanidad: hijos obedientes de Dios que acojan sus santas palabras y las pongan en práctica.

Les digo que el mundo se transformará muy pronto. La humanidad pasará por tiempos difíciles, pero aquellos que vivan mis llamados no deben temer nada. Pero ¡ay de aquellos que no escuchan los llamados del Señor!: serán tomados por sorpresa cuando se revelen los secretos y cuando las fuerzas de la naturaleza se sacudan, y la tierra se estremecerá como nunca antes en la historia de la humanidad, pero esto solo será el comienzo de grandes acontecimientos. Oren, oren, oren, y la bendición y la protección del Señor siempre estarán con ustedes. A todos ustedes mi bendición especial, para ustedes, para sus familias, y para toda la humanidad: en el nombre del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. ¡Amén!

A Gen 2:14-17

Isaías 38:16-20

Isaías 40:6-8

Isaías 41:8-12

Zac 3:7

Isaías 41:17-18

Eclesiástico 10:3