jueves, 8 de marzo de 2012

¡Oh, qué traerá a los fieles de Dios la Presencia de Enoc y Elías!

Queridos pequeños hijos de mi corazón, la paz de Dios esté con todos ustedes.

Vivan en reclusión y oración durante estos días próximos a la Semana Santa; hagan buenas confesiones, para estar preparados para la Advertencia y no ser sorprendidos por la Llamada de Mi Padre.

La voluntad de Elías se manifestará muy pronto y, junto con Enoc, de quien ya tienen referencia, serán los dos candelabros que allanarán, conmigo, el camino para la próxima venida de Mi Hijo. Destruirán las herejías y doctrinas de mi adversario y sus falsos profetas; tendrán la Sabiduría del Espíritu Santo y profetizarán en la tierra durante 1290 días; tiempo durante el cual los cielos se cerrarán para que no llueva y así cumplir con lo que está escrito. Les pido, hijos míos, que proporcionen toda su colaboración a nuestras dos olivas, para que puedan cumplir la misión celestial que el cielo les ha encomendado.

Naciones leales al Dios de la Vida, aclamen al Señor, porque él viene delante de sus dos mensajeros para traer paz y anunciar la salvación de su pueblo; abran camino porque Él dejará huellas allanando el camino, para que sus dos olivas lo sigan. Dichas son las naciones que han sido elegidas con la presencia de los Mensajeros del Señor. ¡Oh, qué alegría traerá la presencia de Enoc y Elías a los fieles de Dios! Serán luz y disiparán toda oscuridad, serán paz y consuelo para los fieles de Dios; son dos candelabros que el Señor ha colocado para iluminar la oscuridad de esos días.

Enoc y Elías devolverán la fe a los fieles de Dios que caminarán en el desierto en medio del dolor y el caos; están esparciendo semillas de esperanza y fe en Dios; serán la Voz del Señor durante esos días. Y el pueblo que yace en la oscuridad verá la luz. El corazón de los padres volverá a sus hijos, y el corazón de los hijos volverá a sus padres, pues cuando el Señor venga no tendrá que exterminar la tierra.

Los días de los mensajeros del Señor se acercan rápidamente, regocíjense semillas del Dios de la Vida, harán grandes prodigios por la Gracia del Señor, y mantengan informada al rebaño de Dios sobre la Voluntad del Padre. Despejen los caminos, porque los mensajeros del Señor vienen rápidamente, anunciando paz, devolviendo la esperanza a un pueblo que yace indefenso en su camino a través del desierto. La Gloria de Dios estará con ellos, y el yugo que mi adversario ha colocado sobre el pueblo de Dios será roto.

Mis pequeños hijos reciban a los Mensajeros de Dios, pues unidos a Mí allanarán el camino para el triunfo regreso de Mi Hijo.

La paz de Dios more en sus corazones y mi protección maternal los asista siempre. Su Madre María, Señora de todas las naciones.

Pequeños hijos de mi corazón, que mis mensajes sean conocidos.