[EL SEÑOR] Un día, te dormirás cerca de Mí y velaré por tu despertar. Todos Mis hijos están llamados a seguirme, a seguir Mi mandamiento, a entrar en Mis atrios y a glorificar Mi Santo Nombre.
Desde el más pequeño hasta el mayor, todos son llamados y todos se esperan, excepto los hijos de la perdición que han elegido servir a Satanás y que han negado Mi Palabra. Ese día será un himno de gloria, una sinfonía; cada uno enfrentará sus elecciones y deberá rendir cuentas de lo que ha logrado. Será la gran prueba, nadie quedará exento, nadie podrá escapar de ella.
Tantas veces has tomado el camino equivocado, tantas veces te has burlado o ignorado Mi Ley, que no es más que amor, pero en el día final, una sola palabra te llevará a Mis atrios donde serás recibido, una sola palabra, el fiat, tan temido por algunos, el fiat que pone al hombre frente a su elección para la Eternidad. Muchos lo niegan o rechazan, muchos también Me rechazan, pero hay un momento final cuando el hombre se enfrenta con la Verdad que Yo soy y no tiene más remedio que estar en verdad.
Hijos, todos sois pecadores, pero no todos sois rebeldes contra Mi Ley. Al hombre se le pide pureza, al hombre se le pide el fiat, y se le pide caminar hacia la Luz. Se le pide practicar Mis mandamientos para que la Luz entre en él y se convierta en un hijo, un verdadero hijo, una hija, una verdadera hija, de Dios Padre, un niño del Padre. Todos vosotros nacisteis para realizaros en verdad ante Su Santo Rostro y convertiros en verdaderos hijos del Padre, que escuchan y practican Sus mandamientos, que son amor y verdad.
Pero el hombre es voluble, temeroso, celoso y también traicionero. El hombre avanza con muletas que extiende hacia Satanás, quien lo hace caer una y otra vez, y a pesar de todas sus caídas, permanece ciego, rebelde, orgulloso; no ha comprendido el amor, la virtud del amor, la alegría del amor, el sentido del amor.
Hijos míos, para crecer, debéis retroceder y medir vuestro camino de vida. Debéis saber parar para perdonar, y aunque perdonéis de corazón años después, vuestra petición de perdón es escuchada por el Cielo, porque el Cielo nunca es sordo a los llamamientos de sus hijos. A veces se tarda una vida entera en comprender qué es el amor.
No practiquéis la discordia y siempre buscad ser los últimos. Habéis oído decir: “Los últimos serán primeros” porque habrán dejado hablar al amor dentro de ellos, se habrán borrado para servir a sus seres queridos u otros, y Me habrán dejado actuar en ellos entregándose a Mi Santísima Voluntad — incluso sin darse cuenta —, pero habrán dejado que hable su corazón más profundo, donde Yo moro y permanezco, y el último día serán salvados por su entrega, dada incluso sin saberlo. Lo importante no es conocer sino amar, y el amor es un don, una dádiva total.
Fuente: ➥ MessagesDuCielAChristine.fr