Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania

 

martes, 26 de julio de 2016

Fiesta de la Madre Ana.

El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V. a través de Su instrumento e hija Ana, dispuesta, obediente y humilde.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Hoy hemos celebrado con toda reverencia la fiesta de la Santa Madre Ana. Muchos creyentes han recibido hoy la bendición especial de la gracia en la Santa Misa Sacrificial de la iglesia doméstica de Gotinga. Una corriente de gracia ha fluido en sus corazones. Han sido dones inmerecidos, que el Padre Celestial ha concedido.

El altar del Sacrificio y, sobre todo, el altar de la Virgen María estaban adornados hoy con abundantes adornos florales y velas.

El Padre Celestial hablará hoy: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora y en este momento, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en Mi Voluntad y repite sólo palabras que vienen de Mí.

Amado pequeño rebaño, amados seguidores, amados creyentes y peregrinos de cerca y de lejos y amados hijos del Padre y de María, Yo, el Padre Celestial, quiero dar hoy las gracias de corazón a la Madre Ana por el Fiat que Me dio. Ella dio a luz a Mi queridísima Madre, la Reina del universo y la Madre de todos. Ella, la Madre Ana, los concibió. Hoy hemos celebrado esta fiesta como es debido, porque las veneramos de una manera muy especial.

Se la implora principalmente como intercesora por las familias. Amadas familias, que a menudo os encontráis en apuros, llamad a la Madre Ana, pues sin duda os escuchará y estará a vuestro lado. También es la madre de las familias. Con su intercesión ha ayudado a muchas personas en situaciones difíciles. Sigue llamándola, porque estará a tu lado y te ayudará.

Tiene muchos dones de gracia que repartir, porque, como todos sabéis, dio a luz a su hija María, que iba a concebir al Hijo de Dios. En su corazón purísimo fue concebida y también nació. Por eso hoy se derraman estos dones especiales de gracia sobre todos los que creen en ellos. Estos dones de gracia son un regalo especial que fluye hacia el mundo. Llamadlos hoy, Mis amados. Ella también os acompañará en este camino tan difícil de la fe. Ella os ayudará en muchas otras situaciones. Ella quiere acompañarte en todos tus problemas.

Desde el principio de su vida, la Madre Ana recibió de Dios un gran poder de fe. Yo, el Padre Celestial en la Trinidad, la he elegido. Así dijo la madre Ana su Fiat a su santa hija María.

Ella es la Madre de Jesucristo, el Dios Trino. Esta santidad no se puede explicar ni comprender, pues está más allá de vuestro entendimiento. Esta Madre de Dios no fue concebida ni nació por intervención humana. Debemos creerlo y considerarlo y meditarlo en términos divinos.

También llamamos a nuestra querida madre Ana todos los martes. Porque es un día especial para ella, porque este día ha sido elegido sólo para ella. En concreto, un martes entró en el reino de los cielos.

En Silesia se venera especialmente a la madre Ana. El hijo de mi sacerdote también lo ha mencionado hoy en su sermón, ya que nació en Silesia.

Ella ha estado al lado de los creyentes en muchas dificultades y, por eso, hoy es venerada por muchas personas.

Madres que antes eran infértiles fueron escuchadas por ella. También en muchas otras necesidades es una gran ayudante. Quiere estar muy cerca de todos vosotros, porque es un modelo especial para vosotros.

Se le permitió enseñar a la Santa Madre de Jesús en la fe, porque en ella se encontraba una especial profundidad de fe. A la Madre María, la Inmaculada Concepción, se le permitió experimentar una profundidad de fe en su madre, la Madre Ana.

También se fijó en sus manos, que nunca dejaron de trabajar ejemplarmente. Ella cuidaba de todos. Por eso podemos aprender de ella. Sus manos siempre estuvieron activas, y así es como debe ser en las familias de hoy. Estad ahí para vuestra familia, cuidad a vuestros maridos, cuidad a vuestros hijos. En el mundo actual, todas las familias lo necesitan urgentemente.

Como sabes, muchas familias se rompen porque no permanecen unidas en la alegría y en la tristeza, y no se toman en serio los votos matrimoniales.

Cuántas familias viven juntas en matrimonio salvaje, sin certificado de matrimonio, cosa que yo, como Madre Ana, no puedo aprobar.

Qué tristeza me produce la ruptura de parejas que al principio se mantenían unidas con fuerza. Pero en el sufrimiento su amor mutuo no se ha demostrado. Muchos matrimonios se rompen sobre todo cuando les sobreviene el sufrimiento o la enfermedad.

Entonces llámame, porque quiero ser tu intercesor.

Yo, como Padre Celestial, he concedido a la Madre Ana dones especiales de gracia, que deben hacerse efectivos. Hoy, en este día, Yo, como Padre Celestial en la Trinidad, espero vuestra petición, porque en este día debéis adorarla de un modo especial. Ella tenía un amor especial y este amor sigue brillando en sus ojos cuando la miras y confías en su intercesión.

Mírala, cómo ella, la querida madre Ana, amaba a su hija María. Nunca en su vida ha cesado este amor. Ella ha conectado su amor con el cielo.

Así que vosotros también, Mis amados, no debéis ser hijos de la tierra, sino hijos del cielo, que miran al cielo, que toman su ejemplo de la madre Ana. Ella os llevará de la mano porque quiere conduciros y guiaros, guiaros en la fe. Ella quiere enseñaros en la fe incluso hoy en día.

La fe se ha perdido en muchas cosas hoy en día. En muchas situaciones la fe se deja de lado. Simplemente ya no es importante. Cuando las cosas se ponen difíciles, quieres resolver la situación de forma humana. Pero esto no es posible. Si no conectas con el cielo, estas situaciones no se dominan en el sentido divino. Lo divino está hoy excluido, pero siempre sigue siendo decisivo. Esto es lo que os enseña hoy vuestra queridísima madre Anna.

También quiero felicitarte, Mi pequeña amada, en la fiesta de tu patrona, porque tú también llevas el nombre de Ana. Ella quiere estar a tu lado en tus problemas de la misión mundial. Ella tampoco te ha dejado nunca sola. Lo sabes con certeza. Ella te ama y te lleva de la mano incluso hoy, porque tienes una tarea difícil que cumplir, sí, la tarea mundial. Ella también te ayudará en esto. Confía en ellos y sigue por este camino. Avanza por este camino, pues no se detiene. Os están llegando dificultades a todos en estos tiempos finales.

El terrorismo está tan extendido en el mundo actual que se han desarrollado grandes temores en todas las personas. Desgraciadamente, hoy falta la creencia en lo sobrenatural, Mis amados. Yo, la Madre Ana, quisiera traeros de nuevo esta fe.

¿Dónde se encuentra todavía la fe en las familias de hoy? ¿Dónde se reza todavía hoy en la familia?

En la política, en la iglesia, en el mundo, en ningún otro lugar puede el hombre sentirse seguro. Vaya donde vaya, el miedo al futuro se apodera de él. La pérdida de fe ha crecido enormemente. La gente busca el verdadero sentido de su vida y sólo experimenta una fe equivocada, porque hoy nadie se atreve públicamente a profesar la fe. Nadie presta atención a lo divino. Todo puede explicarse con el criterio humano. Se ha perdido la confianza en el cielo.

Yo, el Padre Celestial, estoy a punto de realizar una intervención que dará lugar a un cambio radical. Como ya he dicho, es poco antes de las doce. Presta atención a mis palabras y no las lances al viento, porque hablo en serio. Prestad atención a mis instrucciones. Son una ayuda vital para todos vosotros, porque quiero estar a vuestro lado y no dejaros solos.

Todos vosotros sois Mis seres queridos a los que aprieto firmemente contra Mi corazón. Los que creen hoy son Mis seres queridos. Yo los protejo y los sostengo. Nunca Yo, el Padre Celestial, dejaré solo a quien Me da toda su confianza. Puede que os sintáis solos, pero no lo estáis, porque Yo estoy con vosotros todos los días.

Me recibes diariamente en el sacramento de la Sagrada Comunión, el alimento del cielo. A menudo se confunde con el pan de cada día, si comes indignamente este pan en el altar popular. Es un sacrilegio y sigue siendo un pecado grave para todo sacerdote que lo lleve a cabo y lo permita.

Vosotros, Mis amados, recibís el cuerpo y la sangre de Mi Hijo en el alimento del alma. Él, Mi Hijo Jesucristo, quiere morar entre vosotros con la Divinidad y la humanidad. Recibidle, pues, dignamente, arrodillados y en comunión oral. Ésta es la verdadera reverencia debida al Hijo de Dios. Arrodíllate ante esta santidad y sé consciente de lo que Él significa para ti. Puedes recibir lo más sagrado.

Espero, pues, la conversión de mis hijos sacerdotes.

Mi amada Madre Ana pide hoy en Mi Trono esta conversión de los sacerdotes y la reorganización de la Iglesia Verdadera, Santa, Católica y Apostólica. Mis amados, vivid de nuevo la fe, porque sólo allí está la verdad plena, sólo allí está la verdad. En ningún otro lugar podréis encontrarlas.

Amad los cielos y velad, porque el maligno camina como un león rugiente. Todavía hoy quiere devorarlo todo.

Pero vosotros, Mis amados, no tendáis la mano al maligno, sino ofrecedle vuestra frente. El Santo Arcángel Miguel alejará de vosotros todo mal. Hoy ha vuelto a golpear con su espada en las cuatro direcciones, y seguirá haciéndolo.

Sois amados por el Dios Trino con toda coherencia. Entregaos totalmente a Él, como hace el sacerdote en cada Santa Misa de Sacrificio, que celebra con reverencia en el Rito Tridentino. Arrodillaos y adoradle. Mi Hijo Jesucristo espera vuestro amor correspondido, vuestro nuevo «sí, Padre».

«Querido Padre celestial, Te amo, aunque no Te comprenda, aunque no pueda comprender este camino que he de recorrer. Sé que me amas y que me comprendes por completo, porque miras en mi corazón. Mi corazón te anhela, anhela tu amor, que es el más grande de mi vida. Este amor nunca acabará».

Te bendigo ahora con todos los ángeles y santos, con tu queridísima Madre y también con la querida Madre Ana, en la Trinidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ámame, pues el amor no tendrá fin.

Orígenes:

➥ anne-botschaften.de

➥ AnneBotschaften.JimdoSite.com

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