Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
domingo, 18 de enero de 2015
El Padre Celestial habla después de la Santa Misa del Sacrificio Tridentino en la Casa de la Gloria de Mellatz a través de Su instrumento y de Su hija Ana después de casi 4 meses.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy hemos celebrado la fiesta de la Cathedra S. Pedro y el 18 de enero de 2015, Día de Alianza de la Familia de Schoenstatt.
El Padre Celestial dice: Yo, el Padre Celestial, os hablaré hoy después de casi 4 meses, Mis amados seguidores, Mis amados hijos de María y del Padre, hablo a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que siempre está completamente en la voluntad del Padre Celestial y repite sólo palabras que vienen de Mí.
Amado pequeño rebaño, amados seguidores de cerca y de lejos, amados peregrinos de Heroldsbach y especialmente de Wigratzbad. Durante mucho tiempo habéis estado esperando palabras del Padre Celestial. Sé de vuestro anhelo de Mis palabras, pero, como pudisteis ver, Yo había planeado en esta emisión mundial que Mi pequeño tuviera que someterse a una operación muy grave del corazón, porque así lo quise. Esta operación superó todo lo humano, porque si Yo no hubiera puesto Mi Mano sobre Mi hijita, ella no estaría hoy entre vosotros. Yo añadí todo, hasta el helicóptero, en el que la llevaron a esta clínica cardiaca y la operaron con éxito.
Como ya os dije en agosto, Yo guié sola la mano del cirujano, de lo contrario no se habría despertado de nuevo. Una experiencia cercana a la muerte la hizo consciente de hasta qué punto deseaba ya estar en casa, en el mundo sobrenatural. Pero no era mi deseo.
La misión, hijita Mía, aún no se ha cumplido, por lo que seguirás viviendo y te habrás recuperado de esta difícil operación al cabo de algún tiempo. Sólo Yo, el Padre Celestial, puedo dar testimonio de cómo se realizó esta operación de corazón. Nadie podrá comprenderlo, porque es un milagro. Se te ha dado vida de nuevo a través de tu Padre Celestial en la Trinidad, que ha hecho que Su Hijo Jesucristo habite en tu corazón. Él vive y sigue sufriendo en ti.
Una enfermedad sustituye a la otra, como ya te he dicho. Has tenido que soportar muchos sufrimientos. Tu paciencia ha sido puesta a prueba más allá de toda medida. Pero tu «Sí, Padre» siguió saliendo de ti, incluso cuando la desesperación intentó apoderarse de ti, porque tu enfermedad no te dejaba descansar después de la grave operación de corazón.
Pero ahora, hijita mía, irás a una clínica donde te recuperarás completamente. Tendrás que volver a aprender los primeros pasos de la vida. Aún llevará algún tiempo, durante el cual se pondrá a prueba tu paciencia. No tengas miedo y no te preocupes de que el Padre Celestial no esté contigo. Al contrario, Yo te tomo en Mis brazos en los momentos más difíciles y te consuelo. Aunque no quieras admitirlo, que tienes que cumplir los sufrimientos más pesados de este tiempo, sobre todo en la misión mundial.
La fe y la profunda confianza en vuestro Padre Celestial no os harán desesperar, sino que siempre volveréis a empezar.
Así que os deseo a todos que continuéis en la cadena de oración, y os doy las gracias por esta gran corriente de oración que ha beneficiado a Mi pequeña durante la difícil operación.
Quiero daros las gracias y una vez más quiero hacer hincapié, permaneced en unidad y armonía. Si se da la armonía, podréis conseguirlo todo en la corriente de oración y gracia.
Estad alerta, porque el malvado está caminando. Quiere apartaros de la oración y del amor que Me concierne a Mí, el Padre Celestial. Pero Yo Soy el Padre Omnipotente y Todopoderoso del cielo en la Trinidad. Te asombrarás de las grandes maravillas que te esperan si perseveras.
Continúa sacrificándote, Mi pequeña amada, como un cordero de sacrificio para Mí, el Padre Celestial, y ten en cuenta que la misión del mundo puede exigir lo más alto de Mi mensajero.
Te quiero, te amo y te agradezco tu perseverancia. El amor os exhortará a seguir expiando y a esperar a ver qué sucederá con la Santa Fiesta del Sacrificio, que un día se celebrará en todas las Iglesias católicas, pero no en el protestantismo.
Así pues, os bendigo en la Trinidad, en el amor, en la gratitud y en la perseverancia, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
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