Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 22 de febrero de 2015
Mensaje De Nuestra Señora- 384ª Clase De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora - En Vivo

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Jacareí, 22 de Febrero de 2015
Fiesta De Los Pastorcitos De Fátima
384ª Clase De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora
Mensaje de Nuestra Señora
(María Santísima): «¡Mis amados hijos, soy la Reina y Mensajera de la Paz!
Vine del Cielo a Jacareí, vine del Reino de Dios, viajé del Reino de Dios a Jacareí para llamaros a la conversión, a la oración y a la paz del corazón. La cual sólo puede tener quien dice verdaderamente «sí» a la voluntad de Dios, busca hacerla en cada momento de su vida con la única y pura intención de agradar y amar a Dios.
No sigáis siendo Mis hijos diciendo que Mis Mensajes son repetitivos y sólo pedís rezar. No seáis orgullosos, no seáis altivos hijos Míos. Porque si hago un examen minucioso de vuestra vida, veré, descubriré que ni siquiera los Mensajes básicos que os di al principio sois capaces de vivir.
No seáis orgullosos. No digáis: 'La Virgen me pide siempre oración, oración, oración, y no me dice nada nuevo. No me dice nada del final de los tiempos, ni de los castigos que quiero saber cómo serán».
¡Es una curiosidad vana y morbosa, hijos míos! Cuando considere oportuno hablar del Castigo lo haré. Por ahora no podéis soportar estas cosas. Cuando digo que habrá la Advertencia y el Castigo muchos de vosotros ya tenéis miedo, porque vuestra conciencia está llena de pecados y deudas con la Justicia de Dios.
Si os revelara el horror y la severidad de los Castigos que caerán, muchos de vosotros hoy os desanimaríais. Por eso os digo que recéis tanto, porque sólo a través de la oración podréis purificaros y estar preparados para cuando llegue la hora de la Justicia Divina.
Sed humildes y aceptad Mi dirección tal como os conduzco aquí, como la Madre que enseña a su hijo a dar bien los primeros pasos, porque de estos primeros pasos bien dados, el niño aprenderá a dar los grandes pasos a lo largo de su vida.
Por eso te digo Rezad con el corazón, intentad aprender a rezar con el corazón, porque hasta hoy no sabéis hacerlo. Intenta rezar con el corazón, abriendo tu alma al Señor, intentando tener sed de Dios en la oración, intentando comprender la voluntad de Dios en tu oración.
Canta, meditando en cada palabra que cantes. Reza, meditando cada palabra que estás diciendo, intenta tener un diálogo franco y sincero con Mi Hijo Jesús en la oración. Para que tu oración sea realmente viva y te lleve a mejorar cada día y a amar a Dios cada día con un amor más inflamado.
Que tu oración sea profunda y sea verdaderamente una oración hecha en Mi presencia y en presencia de Mi Hijo Jesús.
No lastiméis más Nuestros Corazones con vuestros pecados y con vuestras oraciones frías y sin amor. Más bien, consuela Nuestros Corazones y caliéntalos con el calor de tu Oración viva, sincera, hecha con amor y hecha con verdadera sed de amar más a Dios y de cumplir más Su Voluntad.
Yo, que soy vuestra Madre Dolorosa, sufro con vuestros sufrimientos, y no quiero que sufráis en el futuro, hijos Míos. Por eso os digo ¡Convertíos sin demora! Comprended en este tiempo de conversión de Cuaresma, que el pecado es una ofensa infinita, es una ingratitud infinita a Dios, después de haberos creado con tanto amor, de haber dotado vuestro cuerpo con tantos talentos, con tantos órganos que funcionan de forma maravillosa.
Después de haberte dotado de inteligencia, de voluntad y de tantos y tantos talentos que el Señor te dio al nacer. Después de haberte dado un mundo tan hermoso para que fuera tu hogar, de haberte dado una comida tan sabrosa, un agua tan refrescante, de haberte dado el sol que te ilumina y te calienta. La luna que ilumina tu noche, las estrellas que embellecen el cielo para que puedas dormir con tranquilidad y alegría.
Después de haberte dado el viento que alivia tu calor. Después de haberte dado el fuego, el agua, la tierra y todos sus frutos. Sigues pagando el inmenso Amor de Dios con el pecado. Es una ingratitud infinita que hace que las personas y los seres vivos se rebelen contra ti. Por eso te castiga la naturaleza, los cataclismos, las inundaciones, los terremotos, las sequías prolongadas, porque la naturaleza no puede aceptar, ni comprender tu ingratitud hacia el amor de tu Padre Celestial.
Así que actúa como la Justicia de Dios, castigándote por tanta ingratitud y maldad. ¡Arrepiéntete y la naturaleza dejará de castigarte! Arrepiéntete y deja de herir al Corazón del Señor con tu pecado, y la naturaleza volverá a complacerse y a ser tu amiga. Dándote agua para que no mueras de sed, dándote frescor cuando te abrases de calor, dándote también calor cuando te congeles de frío. Por último, deja de ofender al Corazón del Señor, y la naturaleza dejará de castigar tus cosechas haciéndolas perecer de sequía o de frío prolongado; dejará de afligirte con este calor sofocante.
El mundo, los Ángeles, la naturaleza no pueden comprender tu ingratitud hacia Dios pagando tanto Amor con el pecado. Los Ángeles se horrorizan cuando pagáis el inmenso Amor de Mi Hijo, que derramó por vosotros hasta la última gota de Su Sangre en la Cruz, con los horrendos pecados a los que no renunciáis y que cometéis una y otra vez.
¡Arrepentíos hijos Míos! Arrepentíos, no sea que seáis castigados en este mundo por la Justicia de Dios en la naturaleza, y en el otro por la furia de los demonios.
Sí, hijos Míos, porque será horrible caer en ese lago de fuego y ser atormentados allí por toda la eternidad. No quiero que sufráis eternamente, por eso he viajado desde el reino de los Cielos hasta Jacareí, para decíroslo: ¡Convertíos! Reza Mi Rosario, porque con el Rosario podrás vencer cualquier mal, cualquier pecado, cualquier cosa que quiera impedir tu salvación.
¡Con Mi Rosario te daré todas las gracias! Y por eso necesariamente los devotos de Mi Rosario siempre se salvan, porque reciben de Mí gracias muy grandes, muy abundantes, muy numerosas para volver en sí sobre sus pecados. Para llorar sus pecados sinceramente y hacer penitencia por ellos, renunciando a ellos de corazón.
De este modo, estos hijos Míos escalarán rápidamente la alta montaña de la santidad y alcanzarán su cima tan rápidamente como lo hicieron Mis hijitos predilectos: Bernadette de Lourdes y Mis Tres Pastorcitos de Fátima.
Aún estáis celebrando la Fiesta de estos Mis pequeños hijos predilectos. Sí, ellos alcanzaron un alto grado de amor por Mí, especialmente porque eran profundamente devotos de Mi Rosario. Yo les comunicaba torrentes y más torrentes de gracias cada día porque rezaban Mi Rosario fielmente, con perseverancia y con amor hacia Mí cada día de su vida. Por eso pude actuar poderosamente en ellos, por eso pude realizar grandes cosas en ellos.
Rezad Mi Rosario con amor, meditando cada palabra, y Yo también derramaré sobre vosotros luces muy grandes de Mi Corazón Inmaculado. Y sabréis cosas del Señor, de Mí, de los Misterios del Rosario, que aunque viajarais por todo el mundo estudiando no sabríais.
Yo, sobre todo, haré de vuestras almas torres fuertes, torres de marfil, contra las que se estrellarán las furiosas olas de las tentaciones de Mi enemigo, se estrellarán las furiosas olas de las tribulaciones, pero no podrán sacudiros, no podrán derribaros, porque vuestra fuerza seré Yo viviendo y actuando en vosotros a través de Mi Rosario.
El Mensaje de Lourdes, el Mensaje de Fátima, el Mensaje de Jacarei es: Rezad el Rosario y os salvaréis. Porque sólo a los devotos de Mi Rosario les doy las gracias plenas de Mi Corazón, las gracias plenas de Mi Corazón. Y, por tanto, necesariamente se salvarán los devotos de Mi Rosario que lo recen con amor cada día.
El amor a Mi Rosario es signo seguro de predestinación, y el desprecio a Mi Rosario es signo seguro de condenación. Rezad, rezad, porque quiero transformaros en otras Bernarditas, otras Jacintas, otras Lucías, otras Franciscanas en cuanto a su amor ardiente por Mi Hijo Jesús y Mi Corazón Inmaculado.
Aquí estoy cultivando verdaderamente Mi Jardín de Rosas Místicas de amor. Sed rosas dóciles que os dejéis podar por Mí, que os dejéis cultivar por Mí, que os dejéis fecundar verdaderamente por Mí, para que os convirtáis en rosas exuberantes y fragantes de grandes virtudes para el Señor.
No seáis rosas que hieren Mis Manos con las espinas de vuestra rebeldía, de vuestra obstinación, de vuestra dureza de corazón. Antes bien, renunciad a vosotros mismos y a vuestra voluntad para que en esta Cuaresma Yo pueda conduciros realmente, de la muerte del pecado a la resurrección gloriosa de la vida de la gracia con Mi Hijo Jesús.
¡Os quiero mucho, Hijitos Míos, y os aprieto a todos con Amor en Mi Corazón Inmaculado!
Venid a Mí que os he abierto el camino del Cielo. Venid, quiero llevaros a todos al reino desde el que he viajado hasta aquí, para deciros que os amo con todo Mi Corazón, y quiero conduciros a la patria feliz del Cielo.
Os bendigo a todos con Amor desde Lourdes, desde Fátima y desde Jacareí».
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