Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 18 de enero de 2015
Mensaje de María Santísima

Mis queridos hijos, hoy os llamo de nuevo a la conversión, a volver a Dios.
Apresurad vuestra conversión, porque no os queda mucho tiempo para volver a Dios y también para santificar vuestra vida, vuestra alma y vuestro corazón.
Sabéis que Aquí dejaré 13 Secretos a Mi hijito Marcos y cuando todos estos Secretos sean entregados, cesarán Mis Apariciones y terminará el tiempo concedido para la conversión de la humanidad.
¡Conviértete sin demora! Cambia tu vida, porque esta hora se acerca, la hora de la Justicia de Dios. Y si no quieres ser estorbado por esta Justicia implacable, renuncia a la impureza, renuncia a la lujuria, renuncia a la vanidad, renuncia a tu falta de fe, a tu dureza de corazón.
Rezad, sólo con la oración podréis encontrar a Dios, sentir a Dios en vuestros corazones, recibir Su paz y vivir la vida plena y en abundancia que Él os ofrece a cada uno de vosotros a través de Mí.
La humanidad ya ha terminado de alejarse del Señor y de Su Ley de Amor, si esto continúa, incluso la Misericordia de Dios desaparecerá. Para que esto no suceda debe haber más oración, sacrificio y penitencia, para que el Señor devuelva Su mirada amorosa al mundo y aún le conceda la gracia del milagro de Su Misericordia que puede conducir al mundo de nuevo a la paz, a la salvación, a la verdadera vida en Él.
Sigo y seguiré viniendo para llamarte a esta conversión, a esta vida. Te quiero mucho, no quiero que sufras en el futuro, no quiero que sufras en esta vida con el Castigo de Dios y en la otra con el Castigo eterno, el fuego del infierno. Por eso os digo, hijitos: Apresurad vuestra conversión, tomad en serio mis mensajes, meditadlos para que vuestras vidas se transformen de verdad.
Mi enemigo intenta siempre presentaros sus odiosas tentaciones, pero debéis renunciar a él con el Rosario en la mano y con el corazón verdaderamente vigilante, vigilando vuestra conducta, vigilando vuestro proceder para que no os atrape en alguna trampa. Yo y los Ángeles estamos muy cerca de ti y cada día te defendemos y guardamos muchas trampas de Mi enemigo. Y debéis completar esta protección con vuestra oración, vuestra vigilancia y la huida del pecado.
A todos os digo ahora: Seguid rezando Mi Rosario y todas las oraciones que os he dado Aquí, pues quien Me sirve con Mi Rosario nunca será abandonado por Mí. Dios te defenderá como a Su propia Gloria y esa alma será ciertamente llevada por los Santos Ángeles a la gloria del Paraíso cuando terminen su viaje en este mundo.
Rezad también el Rosario de Mi Inmaculada Concepción al menos una vez a la semana, que es tan poderoso para alejar y destruir las obras de Satanás.
A todos bendigo ahora desde Loreto, Pontmain y Jacareí».
MENSAJE De San BENEDICTO
«Queridos hermanos y hermanas, yo, Benito, siervo del Señor y Madre de Dios, me alegro hoy de poder venir por primera vez a este lugar para daros mi Mensaje.
Os doy las gracias por el amor y la devoción que me profesáis, por Mí, especialmente os doy las gracias a vosotros Marcos, mi sincero, verdadero y fiel devoto. Agradezco a todos los que tienen Mi Medalla, a todos los que tienen Mi Escapulario, Mis Sacramentales, os protegeré de todos los males hoy y siempre.
Y si sois celosos en cultivar Mi devoción, la devoción a Mí, nunca os abandonaré, siempre os cubriré con Mi Báculo protector y os defenderé de todos los males. A todos los que están aquí les he beneficiado, a todos les he dado Mis gracias y Mis milagros por llevar Mi Medalla con confianza, Mi Escapulario con confianza, y por llevar siempre Mi Nombre en la mente, en la boca y en el corazón rezando el Rosario que Mi amado Marcos hacía en Mi honor.
¡Oh, sí! Sobre estos Mis devotos se cierne ahora Mi mirada, os conozco, os amo a todos, sé quién Me reza y quién no, quién confía en Mí y quién no. Y sobre aquellos que Me aman de verdad desciende ahora Mi Bendición Especial.
Sé quién Me honra siempre, quién Me muestra siempre su amor, su fe, su afecto ante Mi imagen. A estos Mis devotos los he grabado en Mi corazón, por ellos rezo 24 horas al día ante el Trono del Señor y de Su Madre, ofrezco por ellos Mis méritos para que les alcancen gracias y milagros. Estoy siempre a su lado y nunca les abandono.
Hoy vengo a deciros Sed santos, para mayor gloria de Dios, viviendo siempre como Yo en la oración, la penitencia, las buenas costumbres, los cantos, la alabanza y la acción de gracias a Dios. Viviendo siempre huyendo del pecado y apartándoos del mundo, aunque tengáis que vivir en el mundo podréis apartaros de la corrupción del mundo, rezando siempre, velando siempre, meditando siempre y, sobre todo, esquivando y huyendo de las ocasiones de pecado.
Debes amar a la gente, pero sin dejarte llevar por sus malos consejos. Debes ser la sal de la tierra, debes dar sabor al mundo, sabor a Dios, sabor a vida, sabor a santidad, sabor a conversión.
Entonces serás de verdad una sal preciosa, que allá donde caiga, allá donde vaya producirá muchas cosas buenas, producirá un sabroso alimento de conversiones, de cambio de vida, de almas amantes para agradar al Señor.
¡Sé Santo! Viviendo como yo he vivido, con tu corazón continuamente elevado y fijo en las cosas de arriba para las que fuiste creado. Si tienes tu corazón siempre en Dios, siempre en su Madre, buscando hacer todo lo que les complazca, huyendo de todo lo que les desagrade. Entonces vivirás verdaderamente en Dios, vivirás ya en el cielo, aunque vivas en esta tierra.
Y Dios vendrá a habitar en tu corazón, subirá contigo, serás uno con Él en el Amor. Y entonces Él te sellará, es decir, estará siempre contigo y gozarás de las poderosas influencias de Su Amor, de Su gracia, de Su Santidad, de Su Paz y un día en el Cielo gozarás de Su Divinidad.
Sed la sal de la tierra viviendo continuamente los Mensajes que la Madre de Dios os ha dado aquí. En mi tiempo no los tuve, si los hubiera tenido, ¡oh, cómo habría dado gracias, alabado a Dios y a Ella! ¡Cómo habría gritado a los pueblos del mundo entero para que oyeran Su voz! Con qué obras de servicio aún mayores que las que yo hice, no me comprometería a darle gracias, a alabarla por tan gran don.
Y aquí tenéis este don tan precioso y qué poco amor tenéis todavía por esta Madre, qué poca gratitud tenéis por Dios.
Amad más a esta Madre y sed sal de la tierra llevando Sus Mensajes, siendo signo de Su presencia en medio del mundo para que este mundo que ha sido contaminado, que ha sido envenenado por el pecado, por las tinieblas de Satanás pueda ver verdaderamente la luz de Dios y saborear el buen alimento que Dios envía a través de Su Madre a este mundo.
Sí, Satanás ha arrojado en este mundo, ha arrojado en las almas para alimentar un veneno fatal en los pecados, en los placeres, en las tinieblas de este mundo. Estáis llamados a ser sal que ofrezca verdaderamente a las almas un alimento sabroso, restaurador y fortificante de la gracia de Dios. Ve hacia ellas, sé para ellas la sal de la tierra. Sed la luz del mundo y entonces estos hermanos vuestros que prueban el sabor bueno y agradable del alimento que el Señor envía Aquí a través de Su Madre, también desearán como vosotros nutrirse de este pan que viene del Cielo, de este alimento fuerte que viene del Cielo a través de Ella.
Y vuestras almas y las suyas serán todas fuertes, robustas en la gracia, robustas en la santidad y el mundo cambiará y se convertirá en el Reino del Sagrado Corazón del Señor y de Su Madre y la Paz llegará a esta Tierra.
Yo, Benito, estoy contigo en cada momento de tu vida, en tus tribulaciones no desesperes, llámame y oiré tu grito y acudiré inmediatamente en tu ayuda.
En mi vida he tenido muchas persecuciones de Mis enemigos terrenales y de Mis enemigos infernales, he pasado por muchas pruebas y tribulaciones. Pero todo lo he superado por el poder de Mi fe, Yo aumentaré tu fe y la haré tan poderosa que nada podrá derribarte. Reza más para que aumente tu fe y verás que te daré una fe fuerte.
Aquel que sea Mi alumno en el camino de la disciplina, la oración, el trabajo y la pureza, será grande a los ojos de Dios y cantará Conmigo en el mismo coro celestial, en la alabanza del Señor y de Su Madre.
Ahora os bendigo a todos con gran amor y os cubro a todos con mi Manto de Luz».
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