domingo, 11 de enero de 2015

Mensaje de María Santísima

Queridos hijos, soy la Reina y Mensajera de la Paz, soy vuestra Madre celestial que repite siempre la misma canción, la misma canción de Dolor y de Amor: Os amo y no quiero que sufráis en el futuro.

Por eso te lo pido: ¡Convertíos sin demora! Porque el tiempo dado por Dios para la conversión del mundo es ahora muy corto. Reforma tu vida, convirtiéndote sinceramente y buscando tu conversión con empeño cada día antes de que sea demasiado tarde.

El gran Castigo llegará sin previo aviso y la mayoría de los seres humanos se verán atrapados en el pecado. Y entonces la Ira de Dios golpeará la Tierra, los rayos alcanzarán a muchos, el fuego devorará las ciudades hasta sus cimientos y las reducirá a cenizas. Sólo los justos serán protegidos y vivirán.

Arrepentíos y limpiad de verdad vuestras manos de pecado, vuestros corazones de blasfemia, vanidad y rebelión contra el Señor. Y que vuestra vida se llene cada día de los frutos de la oración, el sacrificio y la penitencia.

El mundo no estaba preparado para recibir a Mi Hijo la primera vez. Y ahora tampoco está preparado para recibirlo. Y así como la primera vez que Mi hijo vino a este mundo le precedió Juan el Bautista, ahora le precede de nuevo el nuevo Juan el Bautista de los últimos tiempos, Quien Soy Yo con Mis Videntes, llamando al mundo entero a la conversión y a la penitencia como Juan el Bautista en el Evangelio.

El mundo no está preparado para recibirle, odia la verdad. En verdad os digo que si Mi hijo volviera de nuevo al mundo, le matarían de nuevo, le crucificarían de nuevo cuando volviera a hablar de pureza, cuando volviera a hablar de conversión, cuando volviera a hablar de guardar los Diez Mandamientos de la Ley de Dios.

Este mundo que no ha cambiado nada en estos dos mil años sigue siendo el mismo, rebelde a Dios, enemigo de los Mandamientos de Dios, enemigo de la verdad. Por eso el mundo será castigado, porque Dios no puede soportar tantos crímenes más que se cometen sobre la faz de la Tierra, niños pequeños asesinados en el vientre de sus madres por sus propias madres. Hermanos que matan a hermanos, guerras, violencia, crueldad, pecados de impureza, pecados de blasfemia, idolatría del placer, del sexo, del dinero y del poder, vanidad y sensualidad por doquier.

Dios ya no puede soportar tantos pecados y limpiará la Faz de la Tierra. Son vuestras oraciones las que detienen el gran Castigo, son las almas justas elegidas por Dios, elegidas por Mí las que están retrasando el Castigo con sus oraciones, con sus sufrimientos, con sus gemidos llevando la cruz.

Sí, seguid rezando para que al menos un rosario de la humanidad se salve. Lo que dijo mi hijito Marcos, lo repito: Haced los Grupos de Oración en todas partes, donde podáis, con quien podáis y cuando podáis. Porque estos Grupos de Oración son la última esperanza de la Tierra y son también la última esperanza de Mi corazón. No esperéis más, no los dejéis para el mes que viene o para el año que viene. Empieza ahora a rezar con tus amigos allí donde puedas. Porque sólo vuestra oración puede conseguir todavía la salvación de tantos que están en poder de Satanás, cegados por el pecado mortal, para que vean la verdad y se conviertan antes de que sea demasiado tarde.

Proclama Mi Mensaje de La Salette, porque Mis Lágrimas Caídas en La Salette, el Mensaje y el Secreto que di allí, se cumplen ahora en el mundo y en tu vida. Y Mis hijos están perdidos porque no conocen los peligros que les amenazan. Advierte a todos comunicando cuanto antes Mi Mensaje de La Salette a todos Mis hijos, porque quiero salvar a todos y no quiero que nadie se pierda.

He venido aquí para ofrecer mi amor, pero ha sido traicionado y despreciado por muchos, Mi amistad y mi predilección han sido pisoteadas por muchos, que han cambiado mi amor por el amor de criaturas indignas y pecadoras. Para ellos sólo queda el abandono de Dios, pues se prefirieron a sí mismos, a la criatura, antes que al Creador.

¡Conviértete! Rezad, rezad el Rosario, porque sólo el Rosario puede salvar al mundo, puede salvar a las familias, puede salvar a la humanidad, ¡puede salvar vuestras almas!

En verdad repito la promesa que hice Aquí: Mi verdadero devoto, el verdadero devoto de Mi Rosario, que reza Mi Rosario con amor sincero todos los días, no se perderá para siempre porque Yo buscaré todas las gracias para que se convierta y tenga la vida eterna.

¡Os amo a todos! Amo este lugar de una manera especial y muy preciosa porque Aquí, en la vida y obra de mi pequeño hijo Marcos, soy plenamente correspondida, obedecida, consolada, amada y servida. Y por eso Yo Aquí haré grandes gracias para vuestra salvación, para la salvación de Brasil y del mundo.

Orad, así como salvé al mundo por medio de mi hijita Gianetta Vacci, en su tiempo en Caravaggio, entonces por mi justa hija Mariana de Jesús Torres, salvaré a Brasil por la obediencia y fidelidad, amor y cariño a Mí, de mi hijito Marcos Tadeu.

Sed fieles también hijos Míos y vuestra fidelidad salvará muchas almas que han sido confiadas a vuestra oración.

Os bendigo a todos con amor desde Lourdes, Montichiari y Jacareí».