Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 12 de enero de 2014
2º Mensaje de Dios Padre Eterno - 203ª Clase de la Escuela de Santidad y Amor de Nuestra Señora

Mira El Video De Este Cenáculo:
http://www.apparitionstv.com/v12-01-2014.php
Que Contiene:
Oraciones De Renuncia Y Curación Interior
Examen De Conciencia Meditando Sobre Los Diez Mandamientos
Testimonio De Los Religiosos Consagrados Marcos Augusto Y Marcos De Paula
Hora Del Divino Espiritu Santo N.22
2ª Aparición Y Mensaje Del Divino Padre Eterno
Procesión
Jacareí, 12 de Enero de 2014
203ª Clase De La Escuela De Santidad Y Amor De Nuestra Señora
Mensaje De Dios Padre Eterno
(Padre Eterno): "Amados hijos Míos, Yo, vuestro Padre, bajo hoy de nuevo de las Alturas, para bendeciros y daros Mi Paz.
Yo soy vuestro Padre, Yo soy vuestro Origen, vosotros sois Mis semillas, vosotros sois Mi descendencia. Yo mismo tejí vuestro ser, vuestro cuerpo en el vientre de vuestra Madre. Creé tu alma e insuflé en ella Mi aliento de vida. Creé cada célula de tu cuerpo, cada tejido, y te conozco uno a uno tal como eres.
Os conozco por dentro y por fuera y sondeo vuestros pensamientos y vuestros riñones incluso cuando dormís. Os conozco a todos y sé lo mucho, lo queridos que sois para Mí.
Soy vuestro Padre, que quiere vuestra salvación cueste lo que cueste, por eso a lo largo de la historia os envié tantos Profetas, tantos Hombres Santos para llamar a la humanidad a Mí.
En la plenitud de los tiempos envié a Mi Hijo, a Mi único Hijo, Jesús, para que Él, con Su vida, obras, trabajos, pasión, muerte y resurrección, os redimiera, reparara la ofensa hecha a Mi Divina Majestad por vuestros primeros Padres. Y Él, entonces, os redimió y os liberó de la esclavitud del pecado y de Satanás.
Vosotros, verdaderamente, fuisteis comprados por el precio de la Sangre de Mi Hijo. Y por si fuera poco, os di a la Madre de Mi Hijo Jesucristo, Mi Hija amadísima, para que fuera vuestra Madre. Para que Ella os cuidara, velara por vosotros, os protegiera y os enseñara lo que más Me agrada, lo que es santo y puro a Mis ojos. Lo que es recto, justo y correcto en Mi presencia, pues de esto Ella siempre ha sido la Maestra y puede enseñarte verdaderamente lo que Me agrada, lo que es recto y santo a Mis Ojos.
Sí, de la forma en que José, el Padre Adoptivo de Mi Hijo Jesucristo, protegió y custodió a Mi Hijo, podéis tener un ejemplo de cuánto os amo, cuánto os protejo y cuánto quiero salvaros cueste lo que cueste de todos los males, especialmente del peor de todos: el pecado y la condenación eterna.
Yo, vuestro Padre, quiero santificaros de verdad, quiero habitar en vuestro corazón, quiero ser vuestro Padre y quiero que seáis Mis hijos. Pero, con el pecado, ninguno de vosotros puede ser Mi verdadero hijo. Porque el pecado os hace pertenecer a la descendencia de la serpiente infernal, de Mi enemigo, del rebelde, y con el pecado perdéis toda semejanza Conmigo.
Prefiero a aquellos hijos que más se esfuerzan por ser santos, puros, conformes a Mis mandamientos, conformes a Mi voluntad. Los que no condescienden con el mal y el pecado. Los que cada día se esfuerzan por ser santos como los Santos. Los que se esfuerzan por caminar en rectitud y justicia en Mi presencia. Éstos son los hijos que más prefiero, aunque amo a todos los hombres y quiero la salvación de todos ellos.
Prefiero a los que sienten verdadero amor por Mí. ¿Y cuál es el verdadero amor por Mí que quiero de vosotros? Es el amor que os hace temer, cometer hasta el más pequeño pecado para no ofenderme, para no herirme, para no hacerme sufrir vuestra pérdida. Éste es el amor que quiero, éste es el amor que busco en Mis hijos y no encuentro.
He viajado con Mi Hijo Jesús y Mi amadísima Hija María, la Madre de Mi Hijo, he recorrido el mundo entero buscando diez almas así, y no he encontrado ni diez.
Porque los hombres tienen sus corazones dominados por el pecado, las serpientes venenosas del pecado anidan en ellos. Y siempre que me acerco a ellos, todo lo que encuentro es pecado, pecado, pecado. Desamor, desamor, desamor. Impureza, impureza, impureza. Mentiras, crímenes, odio, violencia y toda clase de pecados que Me ofenden. La sensualidad en lugar de embellecer los cuerpos, los adorna, adorna las almas ante Mí. El orgullo de la carne, la arrogancia de la vida, la concupiscencia, llenan los corazones de los hombres y los transforman en una imagen completamente arruinada, desfigurando totalmente aquella imagen bella, pura y santa que Yo había dado al hombre cuando lo creé.
Venid a Mí, hijos Míos, venid a recuperar esa imagen destruida, venid a Mí para que uniéndoos a Mí recuperéis la inocencia, la pureza, la humildad, el amor y las virtudes, para que volváis a pareceros a Mí.
Con qué tristeza veo cuán lejos os habéis alejado de Mí, cuán diferentes sois de Mí, ya no os parecéis a Mí.
Y ahora es el momento de volver, de recuperar la santidad que os hace semejantes a Mí y a Mis verdaderos hijos.
Sí, estoy con los brazos abiertos, como el Padre del hijo pródigo, para acogeros de nuevo.
Ven a Mí y te daré de nuevo la vestidura de la pureza, que te quitará la vestidura harapienta, sucia y manchada de impureza.
Venid a Mí y os daré de nuevo el anillo de la santidad y del amor perfecto, las sandalias de la justicia y de la rectitud dándoos a vosotros que ahora tenéis una apariencia destruida por el pecado, por el demonio, el amo cruel, dándoos una nueva belleza, una nueva hermosura y os reconoceré verdaderamente como hijos Míos y os haré verdaderamente herederos de todos Mis bienes, de todas Mis posesiones.
Venid a Mí, hijos Míos, pero no vengáis altaneramente como tantos pretenden hoy, pensando que Yo les recibo si vienen a Mí directamente con soberbia, orgullo y altivez, sin ver sus miserias, sus pecados y sus rostros manchados por sus pecados.
Venid a Mí a través de María, Mi Hija amadísima, la Madre de Mi Hijo. Venid a Mí y Yo os recibiré, porque si venís a Mí por Ella, si Ella Me pide por vosotros, entonces Yo os recibiré, os abrazaré y os devolveré la belleza que teníais antes de que arruinarais vuestras almas con el pecado.
En verdad os digo: Al pecador que viene a Mí orgulloso sin María, a ése lo rechazo, lo repelo, vuelvo Mi rostro contra él. Pero al que viene a Mí a través de María y con ella, a ése le miraré con piedad y amor. A quien verdaderamente vea esforzándose, esforzándose por convertirse, por seguir los consejos de María. A quien vea de verdad siguiendo los ejemplos de la Virgen María, tratando de seguir esos ejemplos, de imitar sus virtudes, a pesar de tener aún debilidades. Yo le acogeré, le perdonaré y le daré todas las gracias que necesite para apartarse de su pecado y ser santo.
Mis ojos están puestos ahora en vosotros, Mi pueblo elegido y amado, cuánto tiempo os he esperado aquí. Sí, estabais en pecado, perdidos. Y Mi Amor junto con María, con Mi Hijo Jesús y el Espíritu Santo, Nuestro Amor planeó vuestra conversión. Planeó vuestra salvación, y de mil maneras Nuestro Amor os atrajo hasta aquí. Nuestro Amor en misteriosos designios de Amor hizo que finalmente supieras de Nuestra Venida Aquí en este Lugar Sagrado y Elegido. Y Nuestro Amor aquí te ha atraído, aquí te ha perdonado, sanado, elevado, embellecido y perfumado con Nuestras Gracias, con las Virtudes que Me son tan queridas y con toda la unción de Mi Espíritu.
Sí, aquí verdaderamente se te ha manifestado Mi Amor de Padre en todo Su esplendor, en toda Su fuerza y en todo Su poder. No os salvaréis si no queréis salvaros, porque por Mi parte, aquí, nunca he negado a nadie Mi ayuda, Mi gracia y Mi protección.
Por eso, hoy te digo Ven a Mí mientras aún Me dejo encontrar por ti. Ven a Mí mientras todavía estoy cerca. Ven a Mí mientras todavía Me dejo tocar por ti. Para que verdaderamente tu alma salga de la muerte y del pecado, y reviva como en aquella visión que di a Mi Profeta. El que vio un campo lleno de huesos, los huesos de los muertos. Y Yo soplé Mi Espíritu sobre los huesos y los huesos crearon carne y tejido y nervios y órganos y piel. Y aquellos muertos volvieron a la vida para alabarme y bendecirme.
Sí, eso es lo que quiero hacer contigo. Así que ven a Mí mientras aún estoy cerca de ti, y déjate encontrar por Mí.
Venid a Mí decididos a vuestra conversión, pues a los que se deciden por su conversión les doy Mi Misericordia. Pero a los que quieren guardar en una parte secreta de su corazón el pecado y los afectos pecaminosos secretos. A éstos los rechazo, y con éstos no puedo unirme, porque sus corazones están ocupados por Mi enemigo.
Ven a Mí, pues deseo tanto amarte, salvarte y elevarte.
Ten cuidado, porque Mi enemigo, el demonio, está al acecho. Está emboscado, estudiando tus debilidades, estudiando tu comportamiento día a día, tramando un plan perfecto para hacerte caer precisamente en esas debilidades a las que aún no quieres renunciar. Para que no caigáis en sus garras, en el pecado mortal, y para que no perdáis Mi gracia, Mi amor y la salvación, os pido: velad y orad siempre, meditad en los mandamientos porque os los di a través de Moisés, hace tantos miles de años, para que fueran la luz de vuestros ojos, de vuestro corazón, y las señales que os muestren, que os indiquen el camino correcto.
Te hacen ver todo aquello a lo que debes renunciar y también las buenas obras, las virtudes que debes tener y practicar para ser agradable y santo a Mis ojos.
Seguid la vida de los santos, imitad sus virtudes, para que el demonio quede verdaderamente paralizado ante vosotros y no tenga ninguna brecha por la que penetrar en vuestras almas y cegaros con su humo.
Rezad todos los días el Santo Rosario, porque es la oración que, por medio de Mi amadísima Hija María, más deseo salvaros en estos tiempos. Di el Rosario a través de Ella y de Mi Hijo Jesús al mundo en la Aparición a Mi Domingo, para que a través de los Misterios de vuestra salvación, pudierais tener el escudo poderoso contra todos los dardos de Satanás. Podrías tener la fuerza interior que te da el amor por las cosas santas y el desprecio por todos los pecados y las cosas mundanas. Te di el Rosario para que fuera la luz que iluminara siempre, que iluminara tu corazón y tu alma, desterrando toda ceguera espiritual de tus ojos, de tu corazón. Te di el Rosario para que fuera el medio poderoso de desterrar de tu vida todos los vicios y malos hábitos.
Y por eso te digo Quien reza el Rosario no perecerá jamás. Quien Me sirve sirviendo a María, Mi Hija amadísima, rezando el Rosario todos los días, no caerá en pecado mortal, y si lo hace, pronto saldrá de él, verá su pecado, se convertirá de verdad, llorando lágrimas sinceras, y volverá de verdad al camino de la virtud.
Quien Me sirve, sirviendo a María rezando el Rosario todos los días, no hará las obras que le gustan al demonio, sino que sólo hará las obras de salvación que tanto Me agradan y que son tan perfectas y bellas a Mis Ojos.
Quien Me sirva, sirviendo a María rezando el Rosario cada día, no hará las obras de la carne, sino que hará verdaderamente las del espíritu, produciendo muchas obras santas para la salvación no sólo de sí mismo, sino de muchísimas almas en todo el mundo.
En verdad os digo Aquí, en estas Apariciones, os he demostrado Mi Amor como nunca antes lo había hecho en toda la historia humana, desde que envié al Verbo, Mi Hijo, y se encarnó en el Vientre de María, haciéndose hombre, Dios, para vuestra salvación.
Sí, verdaderamente Aquí Mi Amor se derrama sobre vosotros como una inundación y nadie puede quejarse de Mí, ni de que Mi gracia haya faltado, en ningún momento durante estos veintidós años, casi veintitrés de estas Apariciones.
Aquí, a través de Mi amadísima Hija María, de Mi propio Hijo Jesús, de los Ángeles y de los Santos que he enviado aquí, os he dado gracia sobre gracia, bendición sobre bendición, sabiduría sobre sabiduría, luz sobre luz. Y si alguien ha sido ciego, si alguien ha caído, si alguien ha sido infiel, ha sido por su maldad, por su debilidad e infidelidad, no por falta de Mi ayuda.
Yo, verdaderamente Aquí en la persona y en la obra de Mi pequeño hijo Marcos he reflejado a lo largo de los años Mi santidad, Mi perfección divina, Mi rectitud, Mi justicia. Y os he mostrado todas las obras que Me agradan y las que Me desagradan, la forma que Me agrada y la que Me desagrada. Y os he enseñado a ser verdaderos hijos Míos, santos como Yo, como Yo.
Sí, vine aquí por Mi Hijo Marcos, fueron sus obras las que Me atrajeron, fueron los méritos de estas obras que él hizo por Mí, por Mi Hija amadísima María, por Mi Hijo Jesús, por el Espíritu, a lo largo de todos estos años, lo que Me atrajo hacia vosotros. Fue su amor por Mí lo que Me atrajo aquí y lo que Me hizo venir en primer lugar para santificarle. En segundo lugar para santificarte a ti y terminar ahora verdaderamente lo que María ha comenzado en Mi Nombre. Y en tercer lugar para preparar en vosotros, para Mí, un pueblo santo, para cuando Mi Hijo regrese sobre las nubes del Cielo y entonces Él me entregue a vosotros como Sus primicias, como un don verdaderamente precioso, fruto de la redención realizada por Él para Mi honor, gloria y alabanza.
Sí, he venido aquí por Mi pequeño hijo Marcos y en cada obra que ha realizado a lo largo de los años, en cada uno de los más de tres mil Cenáculos que ha hecho por Mi Amor y por amor a María. En los vídeos de las Apariciones de María que son el magnum opus de estos últimos tiempos, que realizo para vuestra salvación, también en las vidas de los Santos, en los hermosos Rosarios que tanto encantan y consuelan Mi Corazón. En las Horas de Oración que hicieron, y en todo lo demás. Sí, en esas Horas de Oración, en esos Rosarios meditados que Me encantan, que Me consuelan, que Me alegran tanto cuando estoy triste.
Sí, cuando miro los pecados del mundo y Mi Corazón se entristece y siento una gran pena por la maldad del hombre. Me dirijo a este lugar, me dirijo a vosotros, y al escuchar desde aquí los Rosarios meditados, los Rosarios meditados que rezáis, Mi Corazón se alegra de nuevo. Olvido las penas que Me dan los pecadores, olvido las penas que Me dan Mis hijos, y Mi Corazón se alegra y se regocija. Y aún más, Mi Corazón se alegra cuando veo a Mi hijito Marcos trabajar y hacer estos Rosarios, estas Horas de Oración, estos vídeos de los Santos y las Apariciones, que tanto Me agradan. Porque veo que verdaderamente tengo un siervo fiel en la Tierra, tengo un hijo obediente, tengo un alma verdaderamente celosa en el cumplimiento de Mi voluntad, que se ocupa de Mis cosas, y que no tiene el orgullo de la carne, la vanidad, la concupiscencia, la altivez de la vida.
Entonces Mi Corazón se alegra, Mi Corazón exulta, y cuando os veo rezar estas Oraciones en familia, secáis las lágrimas que los pecadores Me hacen derramar, y apartáis de Mi Corazón las espadas que Me clavan con la pena que Me dan por sus pecados cotidianos.
Verdaderamente, Me consoláis, y por eso, aquí soy tan pródigo con vosotros, os bendigo más y más.
Y hoy, ahora, os bendigo de nuevo derramando sobre vosotros Mi Santo Espíritu de Amor y diciéndoos verdaderamente: Te amo, pueblo Mío, te amo generación, y en ti sólo busco amor sincero. Venid a Mí con este amor y derramaré sobre vosotros la abundancia de Mi Paz, Mi Gracia y Misericordia.
A todos vosotros en este momento os bendigo, a través de María y con María con todo Mi amor y toda Mi Gracia y Misericordia."
Transmisiones en directo desde el Santuario de las Apariciones en Jacarei - Sp - Brasil
Transmisión diaria de las «Apariciones» en directo desde el Santuario de las Apariciones de Jacareí
Lunes a Viernes, 21:00 horas | Sábado, 14:00 horas | Domingo, 09:00 horas
Entre semana, 09:00 Pm | Los sábados, 02:00 Pm | Los domingos, 09:00Am (Gmt -02:00)
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