viernes, 21 de septiembre de 2007

Hermanos: Propagad Mi Devoción

Hermanos: la paz del Altísimo Dios esté con vosotros.

Hermanos en la fe de mi Padre: Todos los que oren, propaguen y difundan la devoción de mi exorcismo, dictado por la Gracia de Dios al Papa León XIII. Yo Michael y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre os lo agradeceremos.

Yo, Miguel, Príncipe de las huestes de mi Padre, os prometo que seré amigo e intercesor en esta vida y en la eternidad venidera de todos aquellos que oren y propaguen la devoción de mi exorcismo. No permitiré que ninguno de mis devotos se pierda y haré lo mismo por sus familias. Cuando llegue su hora, los llevaré a la Gloria de Dios y los presentaré ante mi Padre, sin tener que pasar por el Juicio de Dios.

Hermanos: Cada vez que oren con mi exorcismo, llámenme primero tres veces, con mi grito de batalla: ¡Quién es como Dios! Nadie es como Dios” y vendré a la velocidad del pensamiento para asistirlos en su lucha espiritual. No temáis hermanos, hagan mi exorcismo; soy yo vuestro hermano Miguel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre quienes luchan por vosotros; por lo tanto, no teman, estamos aquí para servirles, protegerlos y escudarlos de todo mal y peligro. Hermanos: Mi Padre me ha concedido el honor de preservar a su rebaño fiel de todo mal; es por eso que no deben temer, sino confiar, orar y pedirle a mi Padre que tenga misericordia de esta humanidad tan ingrata, tan pecadora y tan olvidadiza de las maravillas y bondad de Dios.

¿No sabéis hermanos cuánto nos duele ver tantas almas que en vuestro tiempo se están perdiendo, hay tantos que bajan a Sheol, pero nosotros los Arcángeles y Ángeles no podemos ayudarlos? ¿Sabéis por qué, porque han dado la espalda al Dios de la vida, mientras tenían vida aquí en la tierra!

¡Qué tristeza invade el cielo! ¡Cuánto dolor siente mi Padre viendo tantas almas perdidas! Hermanos, os pido que al realizar mi exorcismo incluyáis las almas de los pecadores que están en mayor peligro de condenación y las almas de los moribundos que se encuentran en pecado mortal. Si oráis por ellos, intercederé ante mi Padre para que no se pierdan. Esas almas rescatadas de las llamas del infierno os lo agradecerán y serán vuestros intercesores cuando alcancen la Gloria de Dios. Orad también con mi exorcismo por la conversión de los pecadores, por la Iglesia y los Sacerdotes, para que nosotros, a través de vuestras oraciones y súplicas y por la Gracia de mi Padre, podamos expulsar a Jezabel y Asmodeo, quienes están alejando a los Pastores de la Iglesia del camino del Evangelio. Orad también por la paz del mundo, tan amenazada en vuestro tiempo, y especialmente, rezad por el triunfo del Inmaculado Corazón de Nuestra Señora Reina María. Si nos llamáis, vendremos en vuestra ayuda; entendéis hermanos que mi Padre respeta vuestro libre albedrío, es por eso que debéis orar y orar y más aún en estos tiempos de tanta oscuridad.

No olvidéis hermanos rezar con mi armadura en la Gracia de Dios, uniéndoos al Inmaculado Corazón de Nuestra Señora Reina María, a Mí, y a los ejércitos celestiales, para que juntos podamos expulsar de la faz de la tierra toda fuerza del mal.

"Gloria a Dios en el cielo" Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Que la paz del Altísimo Dios esté con vosotros hermanos.

Somos vuestros amigos y consejeros: Miguel el Arcángel y los Arcángeles y Ángeles del Reino de mi Padre.

Haced saber hermanos este mensaje.