lunes, 2 de agosto de 2004

La Nueva Jerusalén

Hijo mío: Muy pronto restauraré el orden y la justicia, haré de mi creación una fuente de paz y concordia, igual que de fraternidad. Mis deportados volverán con alegría a ocupar los lugares que he reservado para todos aquellos que fueron fieles en la prueba. La corona de vida será ceñida en sus cabezas y nuevas vestiduras cubrirán sus cuerpos. El amor y la espiritualidad serán el sello de vuestras almas; la comunicación directa con el Creador, con el Redentor y con el espíritu, será el alimento espiritual de mis ovejas. Ya no sentiréis hambre ni sed de Dios, pues Él mismo será vuestro sustento. Mi nueva Jerusalén será la tierra de provisiones, será la tierra prometida para todos aquellos que fueron fieles a mí en la purificación que estoy a punto de realizar. No temáis los acontecimientos que sucederán si permanecéis fieles a vuestro Padre. Os protegerá como una madre protege a un recién nacido en su regazo; todo pasará como un sueño tan rápidamente que vosotros mismos veréis la destrucción de toda fuerza del mal. Lo escrito en mis evangelios, en mi Salmo 91 y en el libro de las revelaciones de mi apóstol Juan se cumplirá.

La tierra será envuelta por el fuego de mi justicia; solo aquellos que resistan la prueba ígnea de Dios serán llamados hijos del Altísimo y herederos del reino; el escudo espiritual de mi Salmo 91 os protegerá. Enviará a sus ángeles para guardaros en todos vuestros caminos, para llevaros en sus brazos, para que vuestro pie no tropiece con ninguna piedra. La protección que os doy a través de esta herramienta espiritual es inimaginable para vosotros; ninguna fuerza del mal podrá tocar a mi rebaño; pues he mandado a mis ángeles guardar y proteger a todos aquellos que tienen el sello de la vida, que no es otro sino la fiel observancia de mis preceptos; la recitación de mi Salmo 91, el rosario de mi Madre, como escudo protector, amor y fidelidad a Dios en todas las pruebas de fe, por las cuales pasaréis, pues seréis probados en misericordia, en fidelidad y sobre todo en amor.

La fuerza del amor por Dios y por vuestros hermanos será el pasaporte que os conducirá a los verdes pastos y a las aguas frescas, donde vuestro pastor estará esperando por vosotros, así pues hijo mío, haced conocer mis mensajes de vida, que son alimento, que son esperanza para todos aquellos que meditan en ellos y los ponen en práctica.

"El reino de Dios está cerca". No temáis.

El BUEN PASTOR.